Cuando un barco se está hundiendo, su tripulación tiene dos opciones: la más fácil es tomar el bote salvavidas y tratar de llegar a la costa más cercana; la más compleja, en cambio, es quedarse con el capitán e intentar arreglar lo que no está funcionando o que funciona a media máquina y salvar todo lo bueno.
La primera opción, esa del “sálvese quien pueda”, es la que ha primado en un grupo pequeño pero mediático dentro de Chile Vamos, el que, tentado por las encuestas y pensando en las elecciones más próximas, se ha subido a la ola de lo popular para ofrecer todo lo que pueda -y lo que no- en medio de la crisis más importante que ha vivido nuestra República desde el retorno a la democracia y que ha golpeado como nunca antes a nuestro Gobierno.
Desde el estallido social, hemos visto a algunos parlamentarios y dirigentes políticos que, con una irresponsabilidad absoluta, han estado dispuestos a saltarse toda racionalidad e institucionalidad para ofrecer soluciones populares inmediatas que son insostenibles en el tiempo. Ese impulso de construir agendas propias que ha llevado a esos cuantos a tirarse de cabeza al bote salvavidas, se contrasta radicalmente con el rol que ha asumido Evópoli durante la crisis.
A contar del cambio de gabinete del 28 de octubre, a Evópoli se le asignó la responsabilidad de la conducción política y fiscal del Gobierno y del país. Los ministros Gonzalo Blumel, de Interior, e Ignacio Briones, de Hacienda, ambos militantes y fundadores de la tienda, han destacado por dar un golpe de timón y conducir el barco con sabiduría en las aguas más agitadas y liderar a la tripulación, hasta entonces desorientada, para reparar las partes que habían estado fallando.
En este escenario, hemos visto a los dirigentes de Evópoli, no en los botes salvavidas, sino trabajando duro en la sala de máquinas para sacar el país a flote, con la responsabilidad y la lealtad de acompañar al Gobierno y a los ministros Blumel y Briones en los grandes acuerdos que nos llevarán a ese Chile justo que todos soñamos.
En momentos en que los políticos se ven tentados de seguir en el statu quo, de responder a intereses personales y buscar réditos electorales de corto plazo, es importante destacar a aquellos que, para reparar eso que nos ha llevado a ser un país con una profunda e injusta desigualdad de oportunidades, han decidido, con visión de largo plazo, no tirar por la borda la responsabilidad política y fiscal que nos ha permitido salir del subdesarrollo y la pobreza extrema.
Ignacio Tarud
Secretario General
Juventud Evópoli