Por Pablo Muñoz Morales, profesor de Comunicación Estratégica
El ex diputado UDI le arrebató la reelección a la Gobernadora del Maule, Cristina Bravo y, además, con este resultado el partido Demócrata Cristiano (DC) quedó sin gobernadores en todo el país, luego de haber elegido a cuatro representantes en la elección anterior, perdieron Arica y Maule, si a eso se suma la renuncia de Claudio Orrego al partido, pasaron de 3 a cero sus representaciones regionales.
A continuación, se deriva una segunda pregunta: ¿por qué ganó Pedro Pablo? Que, de paso, vino a descomprimir la política que generaba la investigada gobernadora por el caso Convenios. Simplemente, porque recuperó la confianza de los electores maulinos. Si bien ganó por 3 puntos porcentuales, se impuso confirmando favoritismo y esto, en política, es un valor. Y es llamativo cómo cambió el pronóstico, en cuanto a lo fuerte que estaba Cristina Bravo por llevar la cabecera en la primera vuelta, ubicándose a más de 10 puntos del gobernador finalmente electo.
La nueva autoridad, en tanto, pasa a convertirse en figura. Esto implica que comenzará a crecer en las percepciones ciudadanas, siempre y cuando, en los próximos cuatro años formule políticas de desarrollo en la región y someta al Consejo Regional las estrategias y proyectos de planes de desarrollo y sus modificaciones; junto a su liderazgo y el trabajo en redes, con parlamentarios, alcaldes, consejeros, entre otros frentes.
Siguiendo con el análisis más integrador, hoy el Maule ha tomado el lugar de la región de la Araucanía como la más inclinada hacia la derecha. La oposición -a nivel nacional- creció de una a 6 gobernaciones, un 37% del país: Arica y Parinacota (RN), Coquimbo (Evópoli), Maule (UDI), Biobío (UDI), Los Lagos (RN) y Aysén (UDI). En todo caso, Aysén ya lo habían ganado en primera vuelta y Biobío era predecible, por lo que representa Alejandro Navarro y su pública afinidad con Nicolás Maduro.
En términos de forma, Pedro Pablo es parte de la suma total de votos de la primera y segunda vuelta, esta obviedad es importante porque le da una mayoría significativa a la oposición; cabe recordar que, hace un mes, la derecha también obtuvo más alcaldías, concejales y cores.
Y en fondo, Álvarez-Salamanca fue hábil, por no ser parte de las posiciones extremas, lo que demuestra una vez más que la ciudadanía se inclina por el centro político que comunica una mayor moderación.
Perdió la política de la agresividad, de la polarización y de los discursos de odio. Las narrativas de estos días son las que apelan a las grandes mayorías, aquellas que apuntan al diálogo y las soluciones concretas. Y, en este ámbito, el gobierno tuvo que celebrar triunfos ajenos, no ganó nadie del Frente Amplio ni del Partido Comunista, pero sí el Partido Socialista (en 3 regiones); y los independientes afines al oficialismo cuidaron al máximo no tener propaganda asociada al Gobierno de Boric.
En fin, con esto se cierra el calendario electoral 2024 y queda más claro el paisaje político y la configuración de pactos para las legislativas y presidenciales del próximo año.
