La última Encuesta Nacional de Empleo confirmó una tendencia alarmante: la tasa de desocupación femenina alcanzó un 10,1% en el trimestre marzo–mayo de 2025, marcando el nivel más alto en más de dos años. En ese mismo período, las mujeres desocupadas crecieron 10,6%, mientras las ocupadas apenas aumentaron 0,5%. Es decir, más mujeres buscaron trabajo, pero el mercado no respondió con oportunidades reales.
Este no es solo un dato económico. Es el reflejo de un sistema que aún castiga a las mujeres por cuidar, por ser madres o por vivir en contextos donde la inseguridad y la falta de redes las empujan fuera del mundo laboral.
Desde Evópoli creemos que no puede haber libertad sin independencia financiera. Por eso apoyamos con fuerza las propuestas de Evelyn Matthei, que van más allá de los gestos simbólicos: subsidios directos al empleo formal, capacitación en oficios que sí pagan bien, jornadas compatibles con los cuidados, sala cuna universal, y una red de protección real para mujeres víctimas de violencia —porque sin autonomía económica, no hay verdadera salida del ciclo de violencia ni posibilidad de reconstruir un proyecto de vida.
Más empleo y mejores ingresos para las mujeres no es solo una bandera justa: es una urgencia para el desarrollo del país.
Macarena Cornejo
Secretaria General de Evópoli