-¿Cuál es tu conclusión en este día en que la Convención aprobó la mayoría de las propuestas de Sistema Político, acordadas en general por la izquierda?
-Hoy día se está consolidando el corazón de la nueva Constitución que se le va a proponer a Chile en el plebiscito del 4 de septiembre. Lo que hay que observar, como muchos expertos de manera transversal han señalado, es que este es un mal sistema político, que en los fundamental va a empeorar la gobernabilidad del país. Y va a producir una fragmentación política.
-¿Por qué?
-Estamos frente a un sistema que hace al Presidente más débil, que concentra en una sola cámara fundamentalmente el poder, que le entrega a una segunda cámara un rol débil. Con una altísima probabilidad de una fragmentación política, de tal manera que resulte un sistema ineficaz para abordar las demandas de la gente. Aquello que nos llevó a estar aquí, esto es, que la política respondiera a las demandas de la ciudadanía, no va a tener una buena respuesta con este sistema.
-El tema crucial para muchos era el rol de la segunda cámara.
-En lo sustantivo, ya se ha consolidado que aquí estamos frente a una cámara que se llama Congreso de los diputados y las diputadas que va a tener el poder. Y cuyo sistema electoral es proporcional, por lo tanto las grandes urbes, paradojalmente, van a concentrar el poder.
Es un sistema centralista, en desmedro de las regiones. Cuando pasamos a tener una segunda cámara débil, lo que hacemos es concentrar el poder. Estamos frente a un unicameralismo maquillado y por lo tanto generando condiciones de ingobernabilidad y eso es lo más grave de todo.
-¿No había posibilidad de negociar un mejor resultado?
-Habrá que recordar que este sistema es el resultado de negociaciones y acuerdos que se fueron cayendo. Este fue el tercer acuerdo, que se construyó a través de concesiones mutuas. Los parlamentaristas cedieron un poco, los presidencialistas cedieron un poco, los unicameralistas cedieron un poco y los bicameralistas cedieron un poco. Fue esa metodología, la que nos llevó a este sistema que lamentablemente no es más eficaz ni garantiza mayor gobernabilidad.
-Este es el corazón de la Constitución, si está mal hecho ¿vas a votar rechazo?
-Si el corazón funciona mal, todo el resto va a funcionar mal. Este es el motor de un auto que permite el funcionamiento de toda la estructura, es lo que Gargarella denomina la sala de máquinas. Y estamos repitiendo un patrón latinoamericano, que al igual que constituciones como la ecuatoriana y la boliviana, que eran muy generosas en derechos sociales, no se hicieron cargo de tener una sistema político que diera gobernabilidad y pudiera cumplir con las expectativas de la ciudadanía.
-Fuad Chain dijo que la votación a favor de la restitución de tierras para pueblos originarios fue una moneda de cambio para la elección de hoy. ¿Fue así?
-Aquí hubo una comisión que trabajó 4 meses entre las izquierdas y cuando la propuesta se presentó al pleno terminó desplomándose. 93 de 97 artículos fueron rechazados. Esto generó una segunda instancia que terminó con el denominado gran acuerdo. Ese llegó al pleno y un 40% se cayó. Un 60% quedó adentro, es decir, partes de la casa se mantienen y otras vuelvan a ser revisadas. Y hoy estamos aprobando los parches de la casa.
-¿Qué falló según tu punto de vista?
-La metodología en que se construyó la casa no fue eligiendo un sistema para corregir los problemas de la política chilena y de las demandas de la ciudadanía, no; fueron más bien convencionales que se sentaron a la mesa, cada uno con su propuesta y tuvieron que hacer concesiones mutuas, y es por eso que terminamos en este híbrido, en una propuesta que no es un sistema del todo coherente. Y que en lo sustantivo no garantiza mayores niveles de gobernabilidad y eficacia.
-La derecha tiene 37 convencionales, ¿por qué no pudieron llegar a alianzas con otros sectores más moderados?
-Nosotros desde el día uno de esta Convención hemos tenido una voluntad y lo hicimos con propuestas y con vocación de diálogo, que lamentablemente no tuvo contraparte. Porque las izquierdas optaron por construir la nueva Constitución entre ellas. Y ese fue un grave error estratégico que cometieron al principio de esta Convención. Y que hoy día la ciudadanía está castigando, porque una de las principales demandas es que la Constitución tenga un espíritu más amplio de acuerdos.
Lo dijo el propio Presidente Boric. Pero la ceguera y la ambición de un grupo de convencionales de distintas izquierdas optó por el veto a la centro derecha y con ello por la exclusión de una parte muy importante de la sociedad chilena. Y eso hoy día tiene al plebiscito de salida en un escenario extraordinariamente incierto. Aún así, y con todas las señales que las encuestas dan, los convencionales de las izquierdas siguen adelante con su constitución maximalista y refundacional.
-¿No ves un cambio de actitud de los convencionales frente a las encuestas que dan por ganador al Rechazo?
-La Convención es un barco que avanza hacia un iceberg y gran parte de la tripulación no está dispuesta a verlo. Hay una neblina, una suerte de estado de negación, porque son los padres de la guagua y no pueden asumir que estamos cerca del fracaso y que este barco pueda chocar con el iceberg. Y yo advierto que estamos cada vez más cerca.
-¿Hay alguna posibilidad de que cambie el panorama o ya te diste por vencido?
-Tengo una responsabilidad como convencional de trabajar hasta el 5 de julio para buscar el mejor texto posible y eso voy a hacer. Y mi tarea es concentrarme en eso. Pero al mismo tiempo tengo que ser crítico cuando vea cosas que se hacen mal.
-¿Qué proponían ustedes?
-Un presidencialismo moderado, con un bicameralismo asimétrico, con una serie de mecanismos de colaboración entre presidente y congreso. Y fortalecer a los partidos políticos.
-¿Les faltó convicción?
-Hicimos el máximo esfuerzo. Y la paradoja es que estos muchachos (de la izquierda) nos van a transmitir que estamos frente a un sistema coherente, integrado, que tiene colaboración, que se hace cargo de los desafíos de la gobernabilidad y van a transmitir deseos pero no honestidad intelectual sobre lo que es realmente esta propuesta.
-¿Qué rescatas de este proceso?
-Yo voté Apruebo, llegué acá con la voluntad de ser parte de un acuerdo amplio para darle a los chilenos un pacto de convivencia y hoy día lamento asumir que eso no está ocurriendo. Y veo cómo las izquierdas se están farreando una oportunidad histórica, de la cual van a tener que hacerse responsables. Y eso es dramático para el país. Pero eso es: un grupo de convencionales de las izquierdas, líderes de distintos grupos, que están perdiendo una oportunidad que los chilenos esperaban.