Que “la política es una mierda” lo hemos escuchado cientos de veces. Seguramente también lo hemos dicho nosotros mismos más de alguna vez. Que siempre son los mismos, que todo se mueve por pitutos, que tienen sueldos desproporcionados, que algunos llevan más de 20 años apernados al mismo asiento, que son corruptos y que aprueban leyes para favorecer sus intereses electorales. Y como la política es una mierda, nadie quiere participar en política.
Sin embargo, son chilenos de todas las edades, orígenes y condiciones quienes día a día transforman Chile desde organizaciones de la sociedad civil, emprendimientos sociales, juntas de vecinos, ONG´s y tantas otras nobles e invisibles actividades comunitarias. Lo hacen de manera voluntaria, sin fines de lucro y tomando sus propias decisiones. Hablamos de los activistas en la defensa del medio ambiente, de la educación inclusiva, de las viviendas dignas, de la equidad de género, la promoción del deporte, la cultura y tantas causas más.
Porque se podrá repetir infinitas veces que la política está en crisis, pero es fundamental relevar que como sociedad nos hemos volcado a lo público de una manera impresionante en las últimas décadas. De acuerdo al Mapa de organizaciones de la sociedad civil (Centro de Políticas Públicas UC, 2015), el 2006 había en nuestro país 106 mil organizaciones. Hoy son más de 234 mil organizaciones, las cuales el 90% nació después de 1990 y las que superan con creces en cantidad por habitantes a países como EEUU o Australia.
No podemos decirles a estas personas que la política es una mierda. Porque desde el momento que trabajan por sus comunidades, ellos hacen política. Porque se la juegan y se hacen cargo, sin exigir nada a cambio, para construir un mejor país. Todos, desde los distintos rincones de Chile son verdaderos motores de lo público y sujetos del máximo reconocimiento. Y es que cada decisión que tomamos en la que ponemos el bien común sobre el propio, hacemos política con mayúscula.
Como sabemos, Chile se encuentra en una encrucijada entre la necesidad de renovación de la política y una desconfianza profunda en las instituciones públicas. Nuevos movimientos y partidos han ido abriendo puertas para que la ciudadanía se tome la acción política y la enriquezca desde nuestras diferencias. En este proceso Evópoli ha querido cumplir un rol clave, aportando desde nuestro proyecto político a una centro derecha moderna y reformista, promoviendo transformaciones sociales como la infancia, contribuyendo desde el diálogo y la colaboración para avanzar en políticas públicas de calidad, siempre desde los principios irrenunciables de justicia, libertad y diversidad.
Por esta razón hemos decidido ir más lejos, y salir a recorrer el país en búsqueda de esos líderes que hacen política, buena política. Queremos abrir nuestro partido para que sean ellos quienes nos representen en las próximas elecciones y sigan transformando nuestro país. Esta vez, desde los municipios y las gobernaciones regionales. Para eso hemos creado el proyecto “Líderes DesComunales”. Nuestra aspiración es contar con una lista propia y completa para la elección de concejales, competir en las primarias municipales para alcaldías y también para los gobernadores en las 16 regiones del país. Es una invitación abierta a todos aquellos que compartan el liberalismo social de Evópoli, nuestras convicciones democráticas y las banderas que emanan de nuestra declaración de principios.
Creemos con absoluta convicción que la sociedad civil es un espacio enriquecedor para la acción política, y que urge superar la cultura del pituto, el nepotismo y el elitismo, para avanzar hacia un Chile más justo y meritocrático, donde las puertas de la política no estén abiertas sólo para los políticos de carrera, sino para todos aquellos que les interese el servicio público, desde la transparencia, la probidad y la buena política. Desde la conciencia de que lo necesario no pasa sólo por renovar la política, sino acercarla a la gente y a la comunidad. Por eso, Evópoli busca Líderes DesComunales en todo Chile. Tenemos la convicción que en la sociedad civil está el futuro de la política y también, del retorno de la confianza a lo público.
Fuente: La Tercera