«Gloria en la gloria»
Cuesta explicar el fenómeno de la actual ministra de Transportes y Telecomunicaciones, la otra coordinadora general de Evópoli Gloria Hutt.
Y es que desde el fatídico 12 de febrero de 2006, tras la imposición del Transantiago por el gobierno de Lagos, el MTT se transformó en un moledor de carne para la popularidad de cualquier político ¿Cómo entender que Gloria no sólo haya sobrevivido con aparente facilidad este año, sino que al mismo tiempo tenga cifras de conocimiento y aprobación que son vistas con envidia por aspirantes declarados al sillón de Palacio como el ministro Moreno?
Creo que son cuatro los factores que deben ser considerados. El primero es una gestión con foco en la ciudadanía. A diferencia de su antecesores, Gloria avanza en una agenda centrada en los ciudadanos. La ministra Tapia, su antecesora inmediata, parecía trabajar con foco en la burocracia interna del MTT, mientras que Gómez Lobos se centró en los ingenieros en transportes de la UC y la UCh. Transporte siempre funcionó desconectado de la realidad de las personas, de los usuarios, sin mediar los costos que las decisiones técnicas pueden tener en las familias. Poco a poco, el MTT está pasando de ser un ministerio “técnico” a un ministerio “social”.
El segundo factor es la cercanía. Abundan las fotos en redes sociales de la ministra marcando su tarjeta como cualquier santiaguino. Ella no hace alarde de esto, al contrario, parece considerarlo lo más obvio porque es más barato y cómodo. En todas las visitas a regiones parece darse el tiempo de escuchar y entender a los chilenos que usan el transporte público.
El video andando en bicicleta con un casco un poco grande para ella para explicar la Ley de Convivencia Vial la identificaba con la mamá de cualquiera de nosotros. La ministra es una más y se le nota. No necesita forzar su simpatía, sino que emana sola a partir de su sencillez y naturalidad.
El tercer factor es la valentía. Desde que asumió “la jefa”, como le dicen con cariño quienes han trabajado con ella, ha debido tomar decisiones políticamente costosas. Diariamente recibe ataques de los gremios de taxistas por avanzar con la llamada “ley Uber”, no dudo en echar marcha atrás una licitación que perpetuaba el pésimo servicio del transporte público en la Región Metropolitana y que a todas luces estaba hecha a la medida de los actuales operadores. Ante el conflicto portuario en Valparaíso, se ofreció a mediar entre la empresa y los sindicatos, logrando un acuerdo inédito en una de las empresas.
Reclamó para los chilenos el espectro radioeléctrico de 3,5GHz porque las 3 grandes TELCO estaban dando mal uso. Y contra la opinión de sus asesores, dio cara ante la sorpresiva alza del pasaje de Transantiago. Parece que para la ministra lo más relevante es hacer las cosas de cara a la ciudadanía, y la ciudadanía parece valorarlo.
Finalmente, Gloria tiene una visión integral de la importancia del transporte en nuestro país, y conformó un equipo a la altura del desafío. La diferencia entre la dupla Hutt – Gidi con Gomez Lobos – Huichalaf es abismal: mientras los segundos parecían ser una sucursal de las empresas, las primeras han dado duras batallas en pos de todos los chilenos.
Además, ha construido redes con todos los gremios relevantes de su cartera (transportistas, portuarios, concesionarios, constructores) lo que le otorga una legitimidad sin precedentes. Todos saben la capacidad que tiene y confían en ella.
En invierno de 2002, la Ministra de Defensa Michelle Bachelet posó arriba de un tanque Motwag durante las inundaciones en Santiago. El simbolismo de la escena catapultó la popularidad a la entonces ministra que luego se transformó en Presidente de la República. No sería raro que en algunos meses veamos a la Ministra Hutt manejando un Transantiago eléctrico, con la sonrisa y carisma que la identifican, demostrando el triunfo de una política sincera y sin pretensiones por encima del cálculo de corto plazo. Mientras tanto, seguiremos viendo a Gloria en la Gloria