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En la encuesta Cadem, publicada la última semana de noviembre, Gloria Hutt, ministra de Transportes y Telecomunicaciones, se convirtió en la cuarta figura mejor evaluada del gabinete, con un 60% de aprobación a su gestión. No solo eso, su nivel de conocimiento llegó al 52%, superando así a sus homólogos de Desarrollo Social, Alfredo Moreno (47%), y Segpres, Gonzalo Blumel (42%), ambos con gran visibilidad en la prensa.
En la medición de marzo, cuando comenzaba recién su tarea en esa cartera, el nivel de conocimiento de Hutt en la opinión pública alcanzaba apenas el 29%. Como cabeza de un ministerio que tradicionalmente asegura bajos niveles de aprobación para sus líderes, el salto de la ministra tiene a varios con los ojos puestos en su performance. Incluso, Hernán Larraín Matte, presidente de Evópoli, partido donde milita esta ingeniera en transporte, no ha escondido sus deseos de perfilarla como candidata de la colectividad para futuras elecciones.
Pero Gloria Hutt no se entusiasma con la idea: “Me casé a los 21 y un año después a mi marido le dio cáncer. Desde entonces tengo claro que no hay que planificar demasiado y que se deben poner las energías en objetivos definidos, porque o si no se corre el riesgo de desviar las elecciones de la tarea principal. Ahora, lo que me interesa es sacar adelante nuestro proyecto para el Ministerio de Transportes”.
Para ello, ha apostado por una agenda ciudadana y con gran presencia en los medios de comunicación. “Este ministerio tiene un rol técnico muy importante, en el sentido de que debe diseñar soluciones técnicas, pero a mi juicio es una cartera cada vez más social por el impacto que estas soluciones tienen en la calidad de vida de las personas”, dice Hutt, una de las fundadoras de Evópoli.
La ministra cree que los ingenieros en transportes, en general, son etiquetados como seres que se bastan a sí mismos y poco sensibles con lo que pasa afuera y que ese sentimiento es entendible luego de desastres como el Transantiago. “Por eso es importante entender que lo que uno hace impacta a millones de personas reales todos los días y por lo tanto los diseños y soluciones deben ser cuidadosas y no hacer experimentos”, agrega.
La semana pasada, Gloria Hutt decidió intervenir en el paro del Puerto de Valparaíso. Ofreció sus oficios para mediar entre los trabajadores y las empresas en conflicto, TPS y TCVAL. Hasta las oficinas del ministerio llegaron las directivas de los trabajadores. Tras la reunión, los trabajadores de TCVAL, que tiene el 20% de las operaciones de ese terminal marítimo, llegaron a acuerdo con la empresa, tras lo cual depusieron el paro. La situación en TPS sigue crítica, pero fuentes en esa cartera aseguran que hasta ahora Hutt gestiona el reestablecimiento de las conversaciones.
No es la primera polémica en la que se involucra. Una de las primeras acciones que tomó al asumir el ministerio de Transporte fue declarar desierta la licitación del Transantiago. El proceso llevaba dos años y medio, pero Gloria Hutt decidió ponerle punto final, pues consideraba que las bases de la licitación no garantizaban el buen funcionamiento del sistema en el futuro. Además, el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC) había acogido dos demandas al respecto y eso dificultaba que el proceso llegara a buen puerto en el corto plazo.
Las críticas de la oposición arreciaron, le reprocharon al gobierno que estaba pasando la retroexcavadora a una iniciativa que llevaba mucho tiempo en marcha. Sobre Hutt dijeron que tenía conflictos de interés en la materia, pues había asesorado a Turbus, empresa que había participado en ese proceso de licitación. Ella, sin embargo, lo descartó de plano. Aseguró que no le había prestado consejo a esa empresa en la presentación de esas ofertas y que solo participaba del consejo asesor que veía la marcha de la compañía. Y siguió adelante con su idea, cuyo eje central busca separar los contratos de operadores y los dueños de las máquinas para dar mayor competitividad y flexibilidad al sistema de transporte público capitalino. Las nuevas bases fueron presentadas en septiembre.
“No compartí su decisión respecto a declarar desierta la licitación del Transatiago. Sin embargo, reconozco que es una ministra con mucho conocimiento técnico y que se mueve muy bien entre el mundo público y el sector privado. Tiene un carácter dialogante que le permite absorber bien las críticas y lograr acuerdos”, opina el senador PS Juan Pablo Letelier, quien participa en la Comisión de Transporte de la Cámara Alta.
También reconoce los avances que Hutt ha logrado en estos meses: “Conecta bien con las demandas ciudadanas y se nota que no tiene agenda política personal. Ha logrado juntar voluntades para hacer mejoras sustantivas al sistema de transporte público, como la introducción de buses eléctricos. Eso sin duda representará un salto cualitativo muy grande”.
Pero el tema del Transantigo no es la única controversia que ha debido enfrentar Gloria Hutt. En junio, la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), repartición que está bajo el alero de su cartera, decidió congelar la banda 3.5 MHz, pues aseguraron que luego de un proceso de fiscalización detectaron que las empresas concesionarias no estaban haciendo un uso eficiente de ese espectro. Las compañías afectadas con la decisión fueron principalmente Entel, Claro y VTR. El plan de la autoridad detrás de esta decisión apuntaba a desarrollar una política nacional de desarrollo tecnológico que busca expandir el uso del 5G.
Pero las empresas afectadas contratacaron. El 14 de agosto pasado, Juan Hurtado, presidente de Entel, en una carta a El Mercurio, acusó a la Subtel de poner en peligro con su decisión la institucionalidad chilena relativa a las concesiones y afectar el derecho de propiedad. Tras meses de tensión, en octubre pasado Gloria Hutt y la subsecretaria Pamela Gidi pusieron paños fríos: descongelaron parte del espectro para que las empresas que operan comercialmente en la banda 3.5 MHz lo puedan seguir haciendo. Asimismo, presentaron al TDLC el Plan Nacional Espectro, diseño que busca establecer los límites de mega hertz que pueden usar las empresas y las bandas que se quieren utilizar para desarrollar el 5G.
Pero estas polémicas no parecen afectar su popularidad. O, si lo hicieron, parecieron jugar a su favor. Desde marzo a noviembre solo han ido creciendo sus niveles de apoyo entre la ciudadanía. Tampoco la dañó el público embate de un grupo de taxistas contrarios al proyecto de ley de plataformas que se encuentra en tramitación en la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados.
La iniciativa, más conocida como “ley Uber”, busca regular este tipo de aplicaciones de transporte. “El concepto ‘compartido’ marcará las ciudades futuras, por eso estamos trabajando intensamente para formalizar y regular estas plataformas. Los ejes del proyecto son competencia en beneficio de los usuarios, formalización que nos permita fiscalizar elementos de seguridad y mucha eficiencia”, aclara la ministra.
Además, de la mano de los senadores Juan Pablo Letelier y Alejandro Navarrologró en tiempo récord aprobar la nueva de reducción de velocidad que fija el límite para transitar en ciudades a 50 km/h. A fines de noviembre, junto al Presidente Sebastián Piñera, inauguró la marcha blanca de la nueva línea 3 del metro que unirá las comunas de La Reina y Quilicura. Ese mismo mes también puso en marcha la nueva Ley de Convivencia Vial, pese a que la legislación fue aprobada en el gobierno pasado, ha sido ella la encargada de sociabilizarla ante la opinión pública.
“Desde que comenzó el Transantiago cada ministro de Transportes y Telecomunicaciones que tuvo el país solo vio bajar su popularidad mientras estuvo en ejercicio, salvo por Gloria Hutt. Ella con un estilo cálido, pero acompañado de un gran conocimiento de su área, logró convertir un ministerio históricamente técnico en una cartera social”, explica Larraín Matte. Añade que el amplio expertise de Hutt, sumado a su cercanía con la ciudadanía, le permiten diseñar soluciones efectivas a los problemas, contenidos potentes y buenas pautas comunicacionales que le han permitido crecer en conocimiento y popularidad mes a mes. “Es incombustible”, complementa un funcionario de la Presidencia.
Está sentada en una sala en el subterráneo del Parque Titanium. Arregla el discurso que en pocos minutos más dará en la celebración de aniversario de una importante naviera internacional con presencia en Chile. En la pieza la acompaña su jefe de prensa, pero ella pareciera no darse cuenta de su presencia. Está inmersa en ese texto impreso, el cual tacha y reescribe con un lápiz pasta azul. “Me gusta redactar mis presentaciones personalmente; siempre corrijo y cambio por completo los borradores que me entregan”, dice la ministra Gloria Hutt mientras pone en silencio su celular y da los últimos toques a su próxima alocución.
A la ministra le gusta escribir. Mientras era estudiante de Ingeniería tomó un curso de poesía con Raúl Zurita que, confiesa, la marcó profundamente. “Muchas veces los ingenieros buscamos formas de expresión alejadas de los números y el pensamiento abstracto. Yo también coso”, cuenta quien hasta julio era la dueña de El Canasto, una tienda en la calle Alonso de Córdova donde vendía sus creaciones.
También le gusta tener independencia para ejercer su trabajo, ya sea que tenga que diseñar discursos, estudios o proyectos de ley. “Durante toda mi carrera he sido bien autónoma para trabajar, a mí me dan el encargo y luego prefiero que me dejen tranquila y hacerlo a mi manera. Con el Presidente Piñera ha sido igual, tengo suficientes facultades para decidir sola, salvo algunos casos que por su trascendencia o impacto político, prefiero avisarle con anticipación”, comenta.
Generalmente lo hace vía WhatsApp. Le manda resúmenes por esa vía a las horas más insólitas, pero Piñera las lee y si tiene dudas la llama temprano en la mañana. También se reúnen en las bilaterales. En algunos casos las pide ella para contarle algún proyecto que tiene en mente. En otras oportunidades la cita el Mandatario. En esos encuentros está siempre el jefe del Segundo Piso, Cristián Larroulet, el hombre que la llevó al gobierno.
La vinculación de Hutt con el mundo político comenzó a principios de la década del 2000. Su amiga Ana Luisa Covarrubias trabajaba en el instituto Libertad y Desarrollo (LyD) a cargo de las áreas de medioambiente, transporte y sustentabilidad. “Ella escribía textos e informe en esas materias y me pedía muchas veces que le revisara aquellos relativos a temas de transporte”, recuerda la ministra. Luego desde LyD le pidieron si ella podía escribir de vez en cuando. Corría 2004 y comenzaba la planificación del Transantiago, Gloria Hutt se convirtió en una de las voces públicas más críticas al nuevo plan de transporte público capitalino.
En esos años conoció a Larroulet, quien apreciaba la claridad con que Hutt exponía sobre estos temas. “Era baste previsible lo que sucedió con el Transantigo. Desde las bases se podía calcular cuánta flota se necesitaba y estaban tomando la decisión de disminuir las máquinas a casi la mitad, era obvio que no cabrían las personas. Tampoco era consistente el diseño que se basaba en un troncal alimentador, pero no contemplaba infraestructura adecuada para ello”, rememora la ingeniera.
Hutt recuerda este periodo como angustiante, pues asegura que se acercó a varias autoridades de la Concertación para advertirles, pero nadie parecía querer escucharla. El desastre se desplegó a partir del 10 de febrero del 2007, cuando comenzó la operación del nuevo sistema. Desde el Parlamento comenzó un trabajo para mitigar el caos ciudadano, Hutt se involucró en esa labor como asesora externa de LyD. Su relación con Larroulet se fortaleció en términos profesionales.
Pocos días después de que Sebastián Piñera ganó su primera Presiencia en 2010, Gloria Hutt se juntó con Larroulet a tomar un café. En ese momento el hoy jefe de asesores del Mandatario le preguntó si estaría dispuesta a trabajar en el Gobierno. Ella dijo que sí, pensando que le propondrían algún cargo de corte técnico. No pasó mucho tiempo y la llamó Piñera: le ofreció la Subsecretaría de Transporte. Ella se embarcó.
Se mantuvo en el cargo durante los cuatro años de la primera administración Piñera. Allí conoció el tejemaneje de la cartera y tendió redes con el mundo político. Además, se hizo una cara familiar en el Congreso, donde se le reconocía como una voz técnica y dialogante con la que se podía lograr acuerdos.
Así las cosas, su nombre se impuso con naturalidad para liderar el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones en el segundo gobierno de Piñera.
Con todo, sus principales promotores para este cargo fueron sus correligionarios de Evópoli. El timonel de esa colectividad, Hernán Larraín Matte, cree que no pudo haber sido una mejor elección la de Piñera. “El Presidente le tiene mucha confianza a Gloria y aprecia su trabajo desde que era subsecretaria”, dice. Y reconoce que su alta figuración y apoyo ciudadano son activos muy importantes para su partido. “Su figura nos permite diversificar los liderazgos dentro de Evópoli. Es una mujer potente, una ministra cada vez más relevante y es una de las fundadoras del partido. Hoy está abocada a su labor en Transportes y Telecomunicaciones y no quiere saber de candidaturas, pero en el futuro se puede abrir el espectro”, anticipa.
Conservadora, hija y esposa de militar. A muchos sorprendió que Gloria Hutt se integrara a las filas de Evópoli, una mujer que nunca quiso inscribirse en ningún partido, pese a que se lo propusieron muchas veces. “Creo en la libertad individual absolutamente, en la capacidad de las personas de tomar las mejores decisiones para vivir sus vidas. Soy bastante conservadora, pero no me gusta que la gente deduzca cómo pienso en temas valóricos por el solo hecho de militar en un partido político. Los partidos están para entregar una propuesta para el orden social, para dar oportunidades a la gente para desarrollar sus potenciales sin poner trabas. Y en eso Evópoli me interpreta completamente”, explica.
Sobre cuál es el mejor medio para transportarse, Gloria Hutt afirma: “Cada cual puede tomar la decisión que más le acomoda, pero en un contexto donde comienza a haber escasez del espacio urbano hay que regular y establecer prioridades”.
Fuente: PAUTA
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