El excandidato presidencial transita por el conflicto en La Araucanía y el rol del poder Judicial, junto con realizar críticas a la reforma de pensiones y la política comunicacional del Gobierno. También marca posiciones respecto a la identidad del conglomerado, contrastándola con el proyecto del Partido Republicano de José Antonio Kast.
El senador Felipe Kast llega apurado y al comenzar esta entrevista deja sus anteojos redondos -semejantes a los de John Lennon- en el borde de una larga mesa de madera. Su agenda parece estar cargada de reuniones, viajes y desacoplada en distintos lugares, niveles y temáticas. El pasado 11 de julio, por ejemplo, llegó a Tacna a visitar a los migrantes venezolanos que intentan ingresar a Chile. En Arica, durante los mismos días, desplegó la campaña Líderes DesComunales, que su partido levantó para reclutar candidatos con miras a las elecciones del 2020.
En redes sociales transita por los sueldos de los parlamentarios, el cuidado de la infancia, la Ley Antiterrorista, la prevención de drogas o los cubanos que trabajan para el régimen de Nicolás Maduro. Y si bien dice que es pronto para hablar de candidaturas presidenciales, el excandidato marca posiciones respecto al rumbo del país, Chile Vamos y Evópoli.
«Nuestro partido va a competir en todos los espacios, incluyendo la carrera presidencial», advierte Kast, quien pide un vaso de agua, y opta por pasar de un café cargado.
-¿Cuál es su definición de populismo?
-Es el ejercicio de hacer política no con base a las convicciones de ideas, sino que con base a los miedos y emociones del resto. Es tratar de polarizar el país entre buenos y malos, ofrecer una respuesta mesiánica, que en lugar de defender ideas se plantea como el salvador. Esa es la forma que han seguido los populistas de izquierda y de derecha en todo el mundo. Por lo mismo, si hay algo en lo que Evópoli quiere marcar una hoja de ruta, es en ser un gran adversario del populismo.
-¿Lo ve en Chile?
-Todos los días.
-En parte de la oposición apuntan a la municipalidad de Las Condes.
-Todos los políticos tenemos en ciertos momentos un rasgo que puede tener mayor o menor grado de populismo, la importancia es ver la suma de decisiones que uno va tomando. Un ejemplo de una política pública de Joaquín Lavín que me parecen menos populistas y muy buenas, como el proyecto de integración social. Por lo tanto, todos los políticos tienen a ratos medidas que son más o menos populistas. Lo importante es que los proyectos políticos como Evópoli o como cualquier otro entiendan por qué están en política, cuál es l norte.
-¿Percibe usted signos de populismo en el discurso de José Antonio Kast, como plantean sus críticos?
-Más allá de eso, veo en muchos de sus seguidores una suerte de polarización que no le hace bien al país y que es preocupante. Esperaría que ese mundo ayudara a crear un clima de unidad nacional más que a promover un Chile polarizado. Muchos de sus seguidores, que se ven con fuerza en redes sociales, finalmente terminan haciéndole el juego a quienes ganan con la polarización, que muchas veces es la izquierda y los grupos radicales. A Chile le ha ido bien cuando hemos tenido un espíritu de unidad nacional.