Entrevista a Luciano Cruz-Coke: “Cuando política y religión se mezclan, hay que salir corriendo”

Entrevista a Luciano Cruz-Coke: “Cuando política y religión se mezclan, hay que salir corriendo”

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Lejos de temerle a la diversidad y las disputas que esta genera en Chile Vamos, el jefe de bancada de Evópoli, Luciano Cruz-Coke, celebra que en la centroderecha existan distintas fuerzas que “han aprendido a convivir”. Además, el diputado destaca con entusiasmo la condena de su sector a las violaciones a los derechos humanos y la apertura exhibida para legislar en materia de identidad de género. En adelante, proyecta nuevos debates en los llamados “temas valóricos”, donde Evópoli está a favor del matrimonio igualitario y la adopción homoparental.

La discusión del proyecto de identidad de género mostró diferencias profundas en Chile Vamos. ¿Cómo se da la convivencia entre estos distintos sectores de la derecha?

Esta es una centroderecha que está aprendiendo a convivir en una relación tres a uno; tres partidos (con representación parlamentaria), un gobierno. Hay distintas posiciones, eso no es un misterio. Las disputas que hemos tenido no me asustan, por el contrario, ha habido un aprendizaje razonablemente bueno. ¿Suficiente para proyectarnos en el futuro? No todavía.

¿Qué falta?

Si no somos capaces de abandonar la sombra agradable que nos provee Piñera, como el aglutinador y el elemento que homogeniza la coalición, no vamos a ser capaces de proyectar un segundo gobierno por el solo hecho que la coalición exista. Por eso, creo en la importancia de fortalecer los mecanismos institucionales, obviamente sumado a ciertas condiciones mínimas, que la ciudadanía perciba que la economía está mejorando, que mejoran los salarios, todo lo que un gobierno de derecha -se supone- le debe dar.

¿Y en los temas valóricos?

En estos seis meses se han dado señales muy importantes desde Chile Vamos: uno, la condena a las violaciones a los derechos humanos en el gobierno militar y, dos, la aprobación del proyecto de identidad de género, con votos de Evópoli y con algunos votos muy emblemáticos, como es el caso de Mario Desbordes de RN y Jaime Bellolio de la UDI. Hay dentro de la coalición diferencias, pero en una centroderecha que comprende que las libertades y la defensa de los derechos humanos son caras de una misma moneda. En esos elementos simbólicos, asunto que jamás se hubiera esperado en lo que era la Alianza por Chile o en el primer gobierno de Piñera, está el germen para construir una mayoría social.

Estos elementos simbólicos que usted aprecia son temas que han dividido a la coalición. ¿Cómo superar esas disputas internas?

Chile no es inmune a lo que está sucediendo a nivel internacional con los populismos y nacionalismos exacerbados. Hay quienes defienden “democracias iliberales” y quienes no creen en la defensa de los derechos humanos; también vemos grupos ultraconservadores de derecha que mezclan derechos civiles con religión, y grupos de ultraizquierda, como algunos del Frente Amplio, que niegan por ejemplo que haya violaciones a los derechos humanos en Cuba o Venezuela. ¿Hacia dónde debiera avanzar una coalición que pretende proyectarse? Uno, defensa irrestricta a los derechos humanos, integrando también a los grupos marginados; dos, defensa de la democracia liberal, y tres, economía abierta y libre. Siempre va a haber discusiones, y no creo que la coalición solamente se conforme a futuro por fuerzas exclusivamente de derecha, sino que va a ser una mezcla de fuerzas conservadoras con liberales, grupos socialcristianos y grupos que hoy día no forman parte de la coalición.

Los elementos que usted menciona son banderas que ha defendido Evópoli. ¿Es su partido el que permite proyectar con mayor fuerza a la coalición?

Somos seis votos en la Cámara y dos en el Senado. En la práctica, no tenemos la fuerza parlamentaria o electoral que pueden tener grupos con más tradición. No nos engañamos, pero sí hemos sido capaces de construir una nueva fuerza de derecha liberal, moderna, contemporánea, que tiene que lidiar con elementos que están atacando a las democracias liberales, como la falta de respeto a los derechos humanos, el ataque a la separación de poderes en democracias formales -como el caso de Venezuela- y las políticas proteccionistas que atentan contra el mercado abierto y libre. Esas son amenazas que no solo se se viven a nivel internacional, sino que se están representando en Chile. Cuando política y religión tienden a mezclar sus ámbitos de acción, hay que salir corriendo. Y por el lado de los grupos que creen en las democracias iliberales o donde no existe separación de poderes -algo que se ve muy firme en el PC o el Frente Amplio-, tenemos que llevar esas banderas, porque hay elementos que defender.

En Chile Vamos existen estos grupos conservadores, incluso hay un sector que se autodenomina “bancada cristiana”. ¿Cómo conciliar, entonces, intereses comunes en una misma coalición?

Las personas tienen todo el derecho de hacer valer su opinión. Lo que hay que hacer valer también son las mayorías y ciertos consensos más generales para avanzar políticamente. La política es el arte de buscar acuerdos y lograr aquello que es posible, y la mirada de la “bancada cristiana” tiene que estar incluida dentro de ello.

En adelante, el gobierno podría abordar estos “temas valóricos” a través de proyectos como matrimonio igualitario y adopción homoparental. ¿Cómo espera que se den esos debates?

Debemos dejar de temerles al debate y a las diferencias internas. En Evópoli hemos planteado una definición muy clara: estamos a favor del matrimonio homosexual y de la adopción por parte de parejas homosexuales que hayan pasado por todos los filtros que la ley proponga. Sin embargo, entendemos que no todo el mundo va a estar de acuerdo, y parte de lo que tiene que suceder al interior de una coalición es tener canales de diálogo lo más fluidos posible para poder administrar las diferencias.

En el oficialismo existe la percepción de que hay mayor diversidad en Chile Vamos que en la antigua Alianza por Chile. ¿Es Evópoli el que aporta esa diversidad?

No solamente Evópoli, también se da en otros partidos. Hay una mayor diversidad de opiniones en distintos temas que para la derecha estuvieron vedados durante muchos años, donde siempre pensamos que la izquierda tenía una voz hegemónica y, a través del impulso que hemos dado con Evópoli, hemos tratado de ir abriendo un camino nuevo. No siento que Evópoli se esté transformando en una voz discordante; interpretamos la voz de muchos que antes, por la misma arquitectura de coalición que existía, no estaba representada.

Fuente: La Tercera

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