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El cientista político afirma que el Mandatario ha hecho evolucionar a la coalición con sus posturas en derechos humanos y en la ley que se despachó sobre identidad de género. En ese sentido, dice que Chile Vamos debe ver la diversidad como un principio.
Veintiún lecciones para el siglo XXI -del autor israelí Yuval Noah Harari- es el libro que está leyendo por estos días el presidente de Evolución Política (Evópoli), Hernán Larraín Matte. «Una lectura obligatoria para cualquier político que está pensando en un proyecto para los próximos 20 años», dice sobre el texto antes de comenzar esta entrevista.
El miércoles, su partido celebró el despacho de la ley de identidad de género, proyecto promovido por Michelle Bachelet y reimpulsado por Sebastián Piñera. Desde ese episodio, analiza el momento de Chile Vamos, pues la coalición se dividió ante el tema. Tiene un diagnóstico positivo del bloque, pero advierte que ha habido «voces intolerantes».
En un ámbito más personal, reconoce que la aprobación de la iniciativa le emociona, porque involucra de cierta a manera a su familia: su padre, el ministro de Justicia homónimo (UDI), impulsó la indicación que incluyó a menores de edad en el cambio de sexo registral; y, en marzo, la realidad de transgéneros en Chile tomó fuerza luego de que la actriz Daniela Vega ganara un Óscar con «Una Mujer Fantástica», película producida por sus hermanos Pablo y Juan de Dios.
El Gobierno y su partido celebraron la aprobación de identidad de género, mientras la mayoría de la UDI y RN lo lamentó. ¿La agenda de La Moneda está más cerca de Evópoli?
Iniciando el gobierno, fue la película «Una Mujer Fantástica» la que generó un debate. Emergió la figura de Daniela Vega, que fue un testimonio que hizo que muchos entendieran la realidad trans. El Presidente comprendió que había un desafío, lo hizo propio, presentó una indicación y logró aprobar un buen proyecto con apoyo transversal. Es una señal cultural positiva de un Presidente que lee los tiempos en que le toca gobernar.
¿Pero la agenda del Gobierno está más cerca de Evópoli que de la UDI y de RN?
Sebastián Piñera está construyendo una centroderecha reformista y moderna con la que Evópoli se identifica. Él está construyendo una centroderecha con un sello social y con una vocación de mayoría, y eso lo hace con un guion, con un programa de gobierno que a Evópoli le hace mucho sentido. El sello social del Gobierno hoy está en la infancia; Sebastián Piñera puso a los niños primero, hizo un acuerdo nacional y para nosotros eso es muy potente.
¿Cómo queda la coalición tras la aprobación de identidad de género?
Bien. Como Chile Vamos, definimos libertad de acción en materias culturales. Y así ocurrió. En materias culturales, la diversidad debe respetarse, y aquí ha habido voces intolerantes, hay un aprendizaje pendiente, porque debemos aprender a vivir con ciertas diferencias. Por ejemplo, Evópoli tiene una convicción en matrimonio igualitario. Esa convicción es nuestra, y cuando llegue el momento vamos a buscar ponerla en las prioridades, pero comprendemos que dada la diversidad del sector, tenemos que esperar, porque no todos la comparten.
¿Quiénes son esas voces intolerantes?
Son todos aquellos que buscan imponer sus posturas tachando las de las demás como si no fueran parte de nuestro sector. Cuando dicen que quienes están a favor de identidad de género o del matrimonio igualitario le están haciendo el juego a la izquierda… Algo similar hemos escuchado en materia de DD.HH.
La gestión de la Segpres en identidad de género fue distinta al salario mínimo. Se vio el martes hasta la noche a Gonzalo Blumel, militante Evópoli, junto a su subsecretario Claudio Alvarado, consiguiendo votos. ¿Se empieza a fortalecer su rol?
El Gobierno, respecto de la relación con el Congreso, trabaja en equipo. En la testera estaban el ministro Blumel, la ministra (Cecilia) Pérez y el ministro de Justicia, y es lo que ocurre con los proyectos. Ocurrió también con el salario mínimo, donde estaban el ministro de Hacienda y el del Trabajo. Gonzalo Blumel, en un gobierno que se ha ido afiatando, se ha ido consolidando y ha liderado los proyectos, pero trabajando en equipo con otros ministros.
En el Gobierno han catalogado «distintos tipos de oposición», ¿eso provoca un cambio de rol de la Segpres?
La oposición partió siendo confusa y ambigua. En algunos casos apoyaba y participaba en las mesas de trabajo y en otras ocasiones rechazaba todo, particularmente el PS. Tengo la impresión de que eso ha ido decantando y la propia centroizquierda, con sus distintas oposiciones, comprende que hay que ir avanzando en ciertos acuerdos. Ha sido un aprendizaje mutuo para buscar esas articulaciones. En un Congreso que es nuevo, las articulaciones se dan distinto a lo que fue en el período de la transición.
¿La división de Chile Vamos en este tema no confunde al elector?
El Gobierno tiene prioridades y un programa por el cual fue elegido. Ahí están las prioridades en materia social, infancia, economía, migración, seguridad.
Pero identidad de género no está en el programa; es decir, el elector no votó por ustedes, porque está a favor de una identidad de género…
El elector tiene que ver que Sebastián Piñera está gobernando con un programa y con una coalición y que, además, va a enfrentar aquellas cuestiones que no están en un guion, porque eso es parte del desafío de gobernar: leer los momentos.
En materia de identidad de género, la DC va a insistir con los menores de 14 años. ¿Evópoli va a apoyar eso?
Personalmente creo que este proyecto de ley está bien. Hay que ponerlo en marcha, evaluarlo y más adelante estudiar si es necesario ampliarlo.
¿La coalición se tensionará más si dirigentes oficialistas recurren al Tribunal Constitucional por este proyecto?
Están en su legítimo derecho. Es parte de la diversidad, son partes de las reglas del juego. Chile Vamos va a ser moderno cuando haga de la diversidad un principio.
¿Cuál es su lectura personal de la aprobación de identidad de género? Su padre, el ministro de Justicia, lideró la iniciativa, y dijo que la película de sus hermanos, ganadora del Oscar, visibilizó el tema.
Hay una dimensión política que tiene que ver con que esto es una convicción del partido y, por lo tanto, estuve el miércoles en el Congreso y fue un día importante para Evópoli. Y sí, este es un proyecto de ley que cruza cosas donde de alguna manera mi familia está presente; pero como es personal, vamos a dejarlo en ese ámbito.
Pero su padre es de la UDI y la mayoría de ese partido votó en contra. ¿Lo emociona eso?
Sí, es emocionante ver que mis hermanos hayan producido una película que tocó una fibra de una realidad tan profunda. Y mi padre, claro, que viene de un mundo más conservador, lidera finalmente desde el Ministerio de Justicia el tema.
¿Su padre está convencido de que se debe legislar para menores de edad?
Absolutamente.
La adopción homoparental será el próximo tema valórico que, probablemente, tensione a Chile Vamos. ¿Cómo se avizora?
La adopción es parte de la agenda social, porque busca agilizar los procesos en Chile para que nuestros niños puedan tener las mejores familias. Nosotros compartimos los principios de este proyecto: que el juez de familia busque lo mejor para el interés del niño sin discriminaciones, para todas las familias posibles, y eso incorpora a parejas homoparentales. Espero que el sector se alinee con el Gobierno en este proyecto, y si hay diferencias, que son legítimas, que se representen en el Congreso. Esas diferencias no las veo como un problema, sino como parte de la riqueza de Chile Vamos. El desafío más importante es trabajar unidos y respetando nuestras diferencias. Eso es lo que hizo la Concertación en veinte años. Las tensiones, incluso, tienen sentido político.
En los dos primeros meses de gobierno, ustedes marcaron diferencias en nepotismo y educación universitaria gratuita. ¿Ha cambiado la relación con La Moneda?
Esos temas fueron parte del programa de Felipe Kast en las primarias, eran posturas conocidas. Personalmente he tratado de tener una relación permanente de colaboración con La Moneda, de manifestar en privado si tenemos alguna diferencia. No comparto tanto que se haya hecho un cambio, porque Evópoli siempre ha tenido vocación unitaria. Con nepotismo pudimos haber hecho mejor las cosas…
También criticaron la reforma tributaria que aún no era presentada, porque no rebajaba impuestos a las empresas…
Esa propuesta fue para contribuir a ese debate y estamos hoy colaborando con el Gobierno para sacar adelante un muy buen proyecto de ley.
Otro hecho de la semana fue la conmemoración del 11 de septiembre. ¿Resintió que el Presidente no incluyera a los partidos?
Nos preguntaron nuestra opinión y compartimos la idea de hacer una ceremonia republicana y sobria. Desde Evópoli sugerimos que fueran convocados los partidos de todos los sectores. El Presidente optó por una cosa distinta y es legítimo. Lo sustantivo era su reflexión.
Se ha resaltado la diferencia en el discurso del Presidente entre 2013 y este año. ¿Piñera proyecta de la misma forma su posición sobre los DD.HH.?
Sebastián Piñera, en materia de DD.HH., ha sido de una línea, desde que estuvo en el Caupolicán, que votó en el 88, desde que fue senador. Evópoli valora su coherencia, compartimos la misma visión. Ha sido muy importante para la centroderecha, porque su liderazgo le ha permitido al sector evolucionar en materia de DD.HH.
¿Cuál es su evaluación del Gobierno en estos seis meses?
Hay un gobierno que ha demostrado experiencia, ha habido hechos muy potentes. Primero, la vocación de acuerdos que el Presidente Piñera definió hoy lo podemos ver con resultados: la bandera social de infancia es muy potente y vamos a trabajar fuertemente para que sea el principal legado social del Presidente Piñera. La reactivación económica está ocurriendo y, además, está acompañada de reformas tan importantes como la tributaria. Lo mismo ha ocurrido en migración y seguridad.
La aprobación en la encuestas ha ido bajando, ¿cómo se revierte?
Es normal que se genere una cierta estabilización de las aprobaciones, y el Presidente está cerca de un 45% de aprobación en distintas encuestas, lo que sigue siendo un capital político importante. Como ocurre en muchas democracias, tendremos que acostumbrarnos a gobernar con un 30%.
Pero es más complejo, pues hay riesgos de que la coalición se desordene…
Sí, es más complejo gobernar con un 30% de aprobación, porque tienes menos capital político y se desordenan los incentivos de la unidad. Pero hoy hay conciencia de lo importante que es una coalición, hay voluntad de proyectarnos.
En estos seis meses, en un momento se criticó al Segundo Piso de La Moneda. Usted fue parte del Segundo Piso de la primera administración Piñera. ¿Qué diferencias ve entre ambos períodos?
Sí, en ese momento, muchas veces cuando se cometían errores, se decía que la solución siempre era decir ‘es un error comunicacional’ o que era responsabilidad del Segundo Piso. Esas son salidas fáciles a problemas que, en general, son políticos y donde hay responsabilidades compartidas.
Y en los errores no forzados de este tiempo, ¿fueron problemas políticos y no comunicacionales, como se dijo?
Por de pronto, en estos seis meses lo que ha brillado han sido más bien los aciertos. Siempre habrá errores, lo importante es identificarlos rápido, asumirlos y corregirlos.
Fuente: El Mercurio
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