Columna de Benito Hernando, candidato a Gobernador Regional de Aysén
Nuestra Región de Aysén es una de las que presenta mayor déficit estructural en el país, debido a su alta ruralidad y una mayoría de localidades que carecen de infraestructura necesaria para dar real calidad de vida a sus habitantes, que día a día construyen patria con esfuerzo y sacrificio en esta zona.
Durante los últimos 3 años, hemos sido testigos de un estancamiento en el desarrollo social , productivo y económico de Aysén, lo que impacta directo en falta de empleo y buenas condiciones para sus habitantes. Esto, es causado principalmente por la deficiente conducción y ejecución de los recursos del Gobierno Regional de Aysén, los que tienen como objetivo contribuir al desarrollo social y económico de nuestra región.
Mirando los números, Aysén ha ido perdiendo por falta de capacidad del Gobierno regional, miles de millones de pesos cada año. Al cierre del tercer año de ejercicio de la actual administración, se han devuelto al nivel central aproximadamente 50 mil millones de pesos. Platas que no llegaron a la gente por incompetencia e incapacidad. Este enorme monto equivale a casi un año completo de presupuesto regional es decir, de tres años en ejercicio, se ha perdido un año completo en recursos que pudieron haber resuelto innumerables desafíos, necesidades y problemas que se mantienen.
Las comunidades de nuestra región deben saber respecto a la forma cómo se ha buscado cumplir los indicadores del gasto presupuestario, entregando cientos y miles de millones como transferencias directas, que si bien en algunos casos se pueden justificar, no aportan al desarrollo ni a crear empleos. La falta de obras públicas en toda la región es una prueba irrefutable de la falta de gestión y de ejecución. Todo esto, marcado por la improvisación y una innegable falta de planificación.
Al revisar los datos entregados en la Cuenta Pública 2023 de la Gobernadora Regional, más datos de la SubDeRe y de DiPres, entre otras fuentes de Gobierno, es muy difícil establecer con exactitud los montos devueltos al nivel central por no ejecución, principalmente por cambios presupuestarios que son realizados durante la vigencia del periodo, precisamente para dificultar su lectura. Sin embargo, llama la atención que al 30 de noviembre de 2023, la segunda región con peor ejecución presupuestaria era la Región de Aysén, llegando sólo al 59,4% y luego, mágicamente, en diciembre se informe un logro del 90%. Esto, deja un amplio espacio a la duda. A mayor detalle, debemos considerar que este ejercicio resultó ser incluso peor que el año 2022. El rumbo no tiene norte, la brújula hacia el desarrollo no funciona.
Aysén requiere una visión clara, que deje atrás la polarización, las ideologías y se recupere el rumbo teniendo como gran meta el mejoramiento sustancial de la calidad de vida de nuestros habitantes en cada rincón de nuestra región. Se deben aprovechar de mejor forma los conocimientos adquiridos en los equipos profesionales y técnicos que conforman la institucionalidad regional y que por años han recorrido cada zona de la región recogiendo las necesidades y visualizando alternativas de solución.
Urge un cambio y nuestra propuesta parte de la base que juntos podemos trabajar de mejor forma, propiciando el verdadero desarrollo social y productivo, fomentando el empleo y la inversión productiva tanto publica como privada. Todos somos necesarios.
Benito Hernando S.
