La temporada de invierno es momento de angustia para muchos emprendedores y empresarios del turismo de La Araucanía, por la incertidumbre de poder vender y comercializar nuestro destino a niveles y tasas de ocupación aceptables que permitan obtener una ganancia económica y no pérdidas cómo ha sido para muchos durante décadas.
Esa lógica nace del concepto del turismo en Chile el que tradicionalmente estuvo asociado al «veraneo» y como tal se entendía la actividad asociada a los balnearios, generando la postal típica de playa y sol, configurando la llamada «temporada alta» que muchas veces permitía a los empresarios y emprendedores vivir todo el año.
Pero eso ha cambiado bruscamente el último tiempo, porque la temporada de verano ya no alcanza para cubrir los costos anuales y eso nos obliga a pensar en frío, a preguntarnos: ¿Cómo hacer atractivo el invierno? Entonces la industria sin chimeneas se abre a un nuevo concepto dejando atrás balnearios y abriéndose a los destinos turísticos que deben funcionar los 365 días del año con una atractiva oferta diferenciada por estaciones y con actividades vinculadas a cada época del año.
Ese es el gran desafío que enfrentamos en La Araucanía, aprender a trabajar la temporada invernal con una nueva imagen de venta que incorpore la lluvia, el viento, el frío y los días nublados transformándolos en un atractivo potente de este paraíso. Tenemos todos los ingredientes para lograrlo, una variedad de termas, centros de deportes invernales, una diversa oferta gastronómica y de alojamiento, matizadas con importantes festivales y celebraciones tradicionales, que pasan a ser elementos clave para atraer turistas todo el año.
Antes que nada, debemos romper la «estacionalidad», animando a los emprendedores a mostrar el invierno con su potencial, sus maravillas y colores, evitando el desánimo que los acaba lentamente. Aquí la labor del Sernatur y los municipios es vital, capacitando a los emprendedores en el desarrollo y venta de una oferta invernal confortable, basada en nuestras potencialidades.
Estimo que la clave es invertir lo más que se pueda del presupuesto regional y comunal en promocionar el invierno, dado que el verano se vende solo, dejar atrás la imagen de sol y playa de todas las piezas de promoción, e incorporar figuras de chimeneas, lluvia, nieve y de disfrute y en días nublados.
Tenemos que pensar en frío, trabajar unidos para que el invierno llegue a ser temporada alta, cuidando un desarrollo equilibrado para todo el año en la Región y no colapsar el destino en verano, porque eso, finalmente, nos está pasando la cuenta, alejando a los visitantes y arriesgando el valioso y único turismo de La Araucanía.
Sebastián Alvarez Ramírez, diputado Distrito 23
Fuente: El Austral