Antonella Marty visita Chile invitada por Evópoli. Liberalismo, populismos y bases ideológicas

Antonella Marty visita Chile invitada por Evópoli. Liberalismo, populismos y bases ideológicas

Rosarina de nacimiento, Antonella Marty es un nombre bien conocido en el mundo liberal. Escritora, politóloga y directora de «La Sociedad Atlas», se enfocó desde un inicio en una tarea: “difundir la parte honesta, intelectualmente hablando, de las ideas de la libertad. Porque hay muchos que hablan en nombre del liberalismo, y cuando uno le saca la máscara a esos que eufóricamente gritan ‘viva la libertad’, te das cuenta de que hay un nacionalismo religioso, y eso es totalmente incompatible con el liberalismo”, dijo en entrevista con La Tercera.

De visita en Chile, invitada por nuestro partido Evópoli, la escritora realizó la charla abierta Libertad sin ‘peros’ el viernes 1° de septiembre, para luego dedicarse a exponer y moderar en el seminario “Formación en Liberalismo para nuevos liderazgos locales”, organizado por nuestro partido y que se extendió por tres jornadas ese mismo fin de semana.

¿En qué estado considera que se encuentra el liberalismo actualmente?

Hoy el problema es definir qué es liberalismo, porque son tantos los que se dicen liberales, y esto no es cuestión de darte carnet de liberal o no, de liberalómetro y demás. Si vamos a ser honestos con lo que implica la historia, éste nace defendiendo a las minorías y rompiendo la relación entre el Estado y la religión, y los que hoy hablan en nombre del liberalismo en muchos países de América Latina y del mundo, precisamente quieren unir otra vez la religión al poder, pero sabemos el peligro que eso puede significar. Lo hemos visto con la Inquisición, lo hemos visto a lo largo de la Edad Media, de muchos de estos modelos que apuestan a encabezar lo que ellos denominan la “batalla cultural”, que para mí no es nada más y nada menos que una cruzada moral y una contradicción de términos, porque la batalla es un término bélico y la cultura es un orden espontáneo. Todo lo hacen en defensa de un Occidente que supuestamente entró en decadencia moral, pero asocian el concepto precisamente a todo lo que son avances en términos de libertad individual, libertad cultural, derechos de la mujer, derechos de las personas LGBT, el feminismo, cuestiones como el aborto, la legalización de las drogas, las teorías de género, poder avanzar e ir más allá y cuestionarse las cosas, romper con visiones machistas que son una realidad que no podemos negar. Esa imposibilidad de transformación es lo que los lleva a esa nostalgia al pasado en el que el Estado estaba unido a la religión.

Rescatando el problema sobre el concepto del liberalismo, muchos catalogan a Javier Milei como libertario en vez de liberal. ¿Cuál sería la principal diferencia entre ambas ideas?

El liberalismo es una visión mucho más clásica, enmarcada en cuestiones que tienen que ver con los autores, los pensadores clásicos, y el libertarismo ya es una ramificación que hoy ha tomado una connotación populista de las cosas. Cuando hablan de (Javier) Milei, lo engloban en la concepción de que puede existir algo como un populismo liberal, lo cual es imposible, es una contradicción de términos, porque el populismo es una manera antidemocrática de la ejecución del poder y trabaja sobre una figura personalista, sobre un mesías, y el concepto de libertad rechaza automáticamente la idea de que tengas a un salvador que va a resolver todo. La visión más libertaria implicaría la tendencia a reducir cada vez más el rol y tamaño del Estado, sin llegar a una propuesta anarquista. Pero hoy, si te vas a las propuestas que tiene Javier Milei, es mucho más intelectualmente honesto enmarcarlo en algo así como un nacionalismo religioso populista, un nacionalpopulismo al estilo de un Donald Trump, de una Giorgia Meloni en Italia, al estilo de un Viktor Orbán en Hungría, un Bolsonaro en Brasil, incluso un ejemplo como el de (José Antonio) Kast en Chile. Javier Milei dijo muy claramente, “esta batalla la doy en nombre de Dios, de la patria y de la familia”. Y al final agregó la libertad. Ese mismo lema es copiado de Benito Mussolini, lo más antiliberal que vas a encontrar. Su lema es que está en contra de la casta, en referencia al establishment político democrático. Pero si uno profundiza en la historia de Javier Milei, te das cuenta de que él forma parte de esa propia casta. Dirigió la fundación Acordar, de Daniel Scioli, también asesorándolo, trabajó para grandes corporaciones y empresarios a lo largo de Argentina e hizo pactos electorales con la gente de Massa y del kirchnerismo.

Antonella Marty expone en el seminario sobre liberalismo organizado por Evópoli. En la imagen, conversa con Juan Carlos González, secretario general de nuestro partido.

¿Qué elementos de la experiencia argentina cree que se podrían aplicar en la chilena, considerando que la discusión política en Chile entre quienes rechazan el golpe y quienes lo justifican –total o parcialmente– se tomó la agenda durante las últimas semanas?

Yo te puedo decir que soy nieta de desaparecidos, mi abuelo desapareció en el 77, en Rosario, y no se supo nunca más de él. Entraron a la casa, se lo llevaron los militares y no se supo más nada, por pensar distinto, por pensar diferente. Esto de celebrar algunas dictaduras, y yo creo que acá lo traslado automáticamente a Chile, esa nostalgia que hay con Pinochet, un dictador con todas las letras, y que incluso la deshonestidad intelectual de algunas personas o académicos que dicen que eso fue liberalismo, algo que está en contra de los derechos humanos, de que una persona pueda vivir su propia vida como quiere, pues eso ya automáticamente rompe, otra vez, con la visión de lo que es la libertad. Esa nostalgia y esa creencia donde te dicen: ojo, es que hay algunas dictaduras que son mejores que otras, están las dictaduras menos malas, y no es así. Poder romper con esa nostalgia, creo que es importantísimo. Dejar de esperar que un mesías populista lo resuelva todo. Milei es la expresión del populismo de derechas, nacionalista y de corte religioso. Y están las pruebas, están los dichos de él. Dependerá de que la gente lo quiera ver o no. En la izquierda te dicen que eres neoliberal, en la derecha te dicen que eres liberprogre, y ahí demuestras la ignorancia completa de ambos lados a la hora de poder definir lo que es el liberalismo. Mario Vargas Llosa dice: “Una de las grandes victorias de la izquierda es que la palabra liberal se haya convertido en una mala palabra”. Y yo le agrego: una de las grandes victorias de la derecha es que la palabra liberal se haya convertido en demagogia nacionalista, religiosa, conservadora. El liberalismo no es solamente bajar gasto público o impuestos. El liberalismo también implica que cada persona pueda decidir cómo quiere vivir su vida sin que nadie, un mesías populista o quien sea, desde el nivel del gobierno hasta el nivel de tu familia, tu pareja o tus amigos, te imponga cómo vivir.

Puedes leer la entrevista completa con La Tercera, aquí.

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