Nuestra Visión
Chile ha progresado mucho en las últimas décadas. Somos un país más próspero y libre, con menos pobreza y más oportunidades que hace 30 años. Sin embargo, nuestro desarrollo ha tenido un déficit fundamental: hemos avanzado poco en la creación de una sociedad más justa. Así, desde nuestra perspectiva, el desafío principal de Chile es mantener las bases que han permitido estos avances, pero incorporando políticas públicas pro equidad a tono con las demandas de una sociedad más evolucionada y compleja.
Haciendo una analogía, Chile ha sido exitoso en construir el primer piso de una casa anclada en una serie de sólidos cimientos. El desafío es cómo construir el segundo piso de esta casa a través de reformas estructurales que la hagan cada día más inclusiva.
En el último tiempo se ha instalado en nuestro país un malestar transversal y extendido, cuya cara visible han sido las protestas contra las inequidades y los abusos. Este malestar, sin embargo, no dice relación con la vida privada y familiar de las personas; sino que con las instituciones sociales y la organización de la vida en común. Con lo nuestro, con lo público. Con la confianza social e interpersonal. Por una parte, han sido los mismos avances los que han permitido una sociedad más educada y crítica. Por otra, la percepción que tanto el acceso a las oportunidades como la naturaleza de algunas de las reglas que nos rigen son injustas.
Más equidad para más libertad
Sólo con reglas y oportunidades parejas podremos construir a una sociedad genuinamente libre, es decir, una que permita a todos sus integrantes, independiente de su condición de origen, disponer de los medios necesarios para desplegar sus capacidades y para ser los autores de sus propios caminos.
Más inclusión para más libertad
Asimismo, una comprensión de la libertad individual divorciada de los espacios comunes (la plaza, el consultorio, la escuela) y de las instituciones públicas (la democracia) donde ésta se ejerce y que la sostienen, permanece forzosamente incompleta. Tenemos la convicción de que el próximo desafío es expandir la libertad social. Por ello, creemos que Chile requiere profundizar y fortalecer los soportes colectivos de la libertad individual. Necesitamos una política audaz, que rompa con los privilegios heredados y potencie un espacio público robusto con reglas justas.
Más diversidad para más libertad
Una sociedad pluralista es una que permite vivir a cada uno a su modo, en vez de obligar a cada uno a vivir al modo de los demás. Tenemos la convicción de que existen muchas formas legítimas de vivir la vida. Aún más: la diversidad es un valor y una riqueza que la sociedad chilena demanda.
Estos ejes para la acción –crear reglas justas, emparejar oportunidades, fortalecer lo público y expandir las libertades personales– requieren para materializarse de reformas sociales, económicas y políticas. Una profunda reforma educativa, focalizada en el sistema preescolar y la capacitación laboral, es condición primera para un efectivo emparejamiento de las oportunidades. Reformas económicas pro libre competencia son necesarias para la existencia de reglas parejas en dicho ámbito. Asimismo, perfeccionamientos a nuestra Constitución y una reforma al sistema binominal, emparejan la cancha, a la vez que fortalecen nuestro espacio público. Tomadas en conjunto, alimentan y potencian la construcción de una sociedad donde la libertad y la justicia caminen de la mano. Un país más equitativo, un Chile más Horizontal.