Columna de Juan Manuel Santa Cruz | “La única ruta hacia el progreso”

Columna de Juan Manuel Santa Cruz | “La única ruta hacia el progreso”

 

Chile se ha estancado. Durante el gobierno de Boric, las malas ideas, la inexperiencia y el desprecio por quienes piensan distinto impidieron avanzar. Hoy, muchas candidaturas replican ese mismo modelo: superioridad moral, promesas inviables, escasa preparación para gobernar y una lógica de trinchera. Frente a eso, el país necesita otro camino: uno que combine ideas serias, capacidad de gestión y voluntad de diálogo. Ese camino, que encarna Evelyn Matthei, es el único que puede volver a poner a Chile en marcha.

El gobierno de Boric tuvo escasos avances. Una combinación de ideas equivocadas —como creer que el terrorismo en la Araucanía se soluciona solo con diálogo—, un equipo sin experiencia en la administración del Estado y un discurso odioso contra el resto del mundo político, terminó por estancar al país durante los últimos años.

Las candidaturas más extremas del espectro político están hoy repitiendo esa misma fórmula. Se presentan como moralmente superiores: ya sea como redentores que evitarán el descarrilamiento del país, o como justos incorruptibles que luchan contra los poderosos en nombre de los postergados. Sostienen sus relatos en ideas que solo convencen a unos pocos —como eliminar las AFP— y en promesas de dudosa aplicación práctica —como que un preso nunca más volverá a pisar la calle—. Tampoco se les conocen equipos con capacidad de materializar sus ideas en resultados concretos.

Y el resultado de esa fórmula ya lo conocemos: estancamiento.

Por el contrario, los escasos avances de este gobierno ocurrieron cuando salió de su trinchera ideológica, se abrió a propuestas que no venían de su sector, reconoció en otros actores políticos interlocutores válidos y estuvo disponible para dialogar y acordar. La reforma de pensiones y algunas leyes en materia de seguridad son ejemplos de esto.

De ahí se desprende que, si queremos que el país progrese —es decir, que haya una mejora real en las condiciones de vida de las personas—, el camino no está en las candidaturas de los polos. Se requiere otra fórmula.

Para que los jóvenes puedan dejar la casa de sus padres y tener su propio hogar; para que una mujer encuentre el trabajo que desea; para que las familias lleguen a fin de mes sin vaciar los bolsillos; para que cada uno pueda formar la familia que quiera, y para que los sueños de una generación sean los proyectos de sus hijos y nietos, se necesita una propuesta que comprenda la complejidad de la realidad, que sea seria, viable y responsable.

Ese es el camino que nos ofrece Evelyn Matthei. Un camino que requiere una coalición de gobierno con experiencia en el Estado, con capacidad para lograr resultados (como dijo alguna vez Ricardo Solari: “hay que conocer el monstruo”). Se necesita también una coalición política que respete a sus pares, que no se crea ni más ni menos, y que, por lo mismo, tenga credenciales para dialogar, negociar y alcanzar buenos acuerdos para Chile.

El camino de Evelyn Matthei es el único que puede volver a poner a Chile en marcha.

COLUMNA DE OPINIÓN PUBLICADA EN PAUTA.CL

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